No luce cansado para el tiempo que lleva dando entrevistas, se nota el entusiasmo juvenil en sus ojos verdes, muy pequeños y brillantes. El color de su piel está finamente matizado, luce más blanco que en Crepúsculo.
Hollywood está empeñado en hacerlo una súper estrella. "Admiro tanto a Tom Cruise, a Matt Damon, me encantaría alguna vez trabajar con ellos", dice con su voz de volumen bajo y sin pensar demasiado la respuesta.
Quedan dos películas de Crepúsculo por estrenar, el fin de la saga está más que anunciado y Taylor parece estar listo para emprender una carrera por sí mismo, sin el apoyo de "Bella" y "Edward". El aparato de Hollywood es cuidadoso, Taylor luce impecable, aparenta sus 19 años y su cuerpo luce en perfecto estado, sin las exageraciones de la gran pantalla, y tiene la cualidad de los grandes: es muy amable, también un poco evasivo con sus respuestas.
En Sin Escape interpreta a "Nathan", un adolescente con problemas de ira que descubre una fotografía suya en un sitio de personas desaparecidas. "El filme comienza como una película para adolescentes y se convierte en pura acción", dice Lautner que comparte crédito con Sigourney Weaver, una de las grandes actrices de acción, nada más que la teniente "Ripley" de Alien.
"Ella es maravillosa, ella es una leyenda (levanta su mirada para enfatizar la importancia de un histrión comoWever), pero ante todo es una dama encantadora", explica.
Sin escape es una película de manufactura interesante, un vehículo creado especialmente para el desempeño de Lautner, "el reto físico fue muy grande, pero también el emocional", por algo lo rodearon de actores grandes y consagrados como Weaver, Maria Bello, Alfred Molina y Jason Isaacs.
Sobre si podría haber una secuela de Sin escape, el filme tiene solvencia para continuar, abre mucho sus ojos, voltea un poco, ladea la cabeza y dice "¡no lo sé!, pero creo que sería una buena idea, oye, amigo ¡dame esos 5!".
fuente: esmas.com
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